Homenaje mayúsculo a personajes minúsculos que hicieron su historia, a aquellas personas que decidieron pilotar su vida cuando comprobaron que para ellos sólo estaba previsto el aburrimiento. Eso explica “subidón de esperanza” que titula esta crónica de las primeras raves en Blackburn. Quienes las organizaron y bailaron, que en el momento de hacerse el documental cuentan con veinte años más de vida, relatan cómo se saltaron lo impuesto obedeciendo sólo a sus deseos de diversión, cómo dieron esquinazo a las discotecas que habían de encerrarlos en su tedioso ocio. También se narra cómo una meticulosa e imaginativa organización localizaba naves industriales, montaba equipos, extendía citas y despistaba a una policía, que hubo de emplearse a fondo para no quedar ridiculizada de por vida. Y todo ello con eufóricas imágenes de archivo grabadas por los mismos protagonistas con cámaras domésticas. Planos temblorosos de cuerpos desatados. La “ravelución” existió.